Antes de nada, matizar que no es un hotel al uso, sino una casa (colonial, antigua) de huéspedes.
María, la dueña, amabilísima.
A tener en cuenta: el baño no es privado, si bien es cierto que, al menos el de la primera planta, está en el mismo piso, enfrente. Por tanto, solo lo hemos usado nosotros.
No tiene parking, sino que se aparca en la calle, si no es muy tarde con cierta facilidad.
Si pagáis allí, ojo, metálico. No tienen para tarjeta.
No hay servicio de habitaciones. Para una estancia larga, os lo currais vosotros.
El desayuno, curioso, espectacular.